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lunes, 17 de octubre de 2011

Dictado 16


La gallina Clotilde llevaba muchos días empollando sus huevos sobre una vieja silla.
Los cubría con su cuerpo y le daba calor hasta que nacieron los pollitos, seis bellas bolitas amarillas que decían pio pio.
Su mamá los miraba llena de orgullo y ella también les llamaba con un alegre piar.
Ahora los pollos siguen a su madre  a donde ella vaya  y hasta saltan la valla.
Todos ellos maravillan con su andar sencillo y lleno de ternura.
Por la noche Clotilde los arrulla bajo sus alas y se duermen produciendo un suave murmullo.