Fuí al cuarto oscuro y yo mismo me hubiese encerrado en el de haber tenido la llave para abrirlo. Se trataba de una especie de desván al que no había entrado nunca, imaginaba que allí se guardaban trastos viejos , que no tendría otra cosa más que polvos y ratas.
Subí hasta el último rellano de la escalera de servicio, que rara vez utilizaba. Lo único que se veía desde allí eran las poleras engrasadas de montacargas y una puertecilla metálica que representaba a un hombre al que le caía un rayo. Se suponía que al otro lado de esa puerta, que yo tampoco había traspasado nunca, estaban los contadores de luz o quizás algo mucho más peligroso.
EJERCICIOS:
Analiza los verbos del texto.